Vida a bordo en Maldivas, conoce mi experiencia y consejos - Lluís Masuet

Vida a bordo en Maldivas, conoce mi experiencia y consejos

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17 mayo 2024

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En este artículo, te comparto la experiencia de mi viaje de buceo vida a bordo en Maldivas. Si quieres conocer de primera mano los puntos de buceo, consejos y recomendaciones. ¡Sigue leyendo!

 

Primera impresión y llegada a Maldivas

 

La primera impresión al llegar a Malé (capital de Maldivas) no deja nada que desear. A pesar de haberse convertido en un concurrido destino turístico, las aguas cristalinas a escasos metros del aeropuerto te traen, inevitablemente, una sonrisa en la cara y una inmensidad de sensaciones positivas. Porque si algo sabes al ver ese color turquesa, es que te lo vas a pasar bien y que el buceo en Maldivas será excepcional. 

 

Una vez recogida la maleta facturada, nuestro dhoni (embarcación tradicional usada en Maldivas para la pesca, el transporte o el buceo) nos recogió para transportarnos hasta el Odyssey, el barco donde pasaríamos las próximas 7 noches y nos permitiría navegar por la ruta clásica de Maldivas, también llamada “4 atolones” o “the best of Maldives”.

 

 

Esta ruta es ideal para aquellos buceadores que visitan por primera vez Maldivas y es apta para todos los niveles. Realiza un itinerario muy completo ya que reúne toda la biodiversidad que podemos encontrar en este archipiélago y podremos conocer varios de los mejores puntos de buceo de Maldivas. El buceo se realiza alrededor de los atolones Malé Norte, Malé Sur, Vaavu (Felidhoo) y Ari (norte y sur), y en ocasiones también Rasdhoo. Es una ruta ideal para realizar durante todo el año independientemente del monzón. 

 

Una vez a bordo del Odyssey, después de poner nuestras pertenencias en los respectivos camarotes, hicimos el check-dive. Y qué check-dive por Dios! Sinceramente me resultó complicado estar pendiente de si llevaba el plomo adecuado para los próximos días: decenas de spinner-sharks de casi dos metros merodeaban el punto de descenso a una velocidad impactante. Pocos minutos después nos encontramos con un tiburón limón de grandes dimensiones, águilas marinas, pastinacas, jureles gigantes… todo un espectáculo. Y para rematar, un gran tiburón martillo y un tiburón toro. 45 minutos de puro frenesí. El viaje no pudo empezar mejor!

 

Me tocó hacer de traductor durante todo el crucero puesto que algunos compañeros no tenían “ni papa” de inglés. Para los que sí lo hablaban, los briefings se hicieron interminables… y se cachondearon de mí durante todo el crucero, aunque yo no me di cuenta hasta los últimos días. 

 

miyaru kandu dive

 

Inmersiones de mi viaje

 

Ya terminada la primera inmersión, nuestro director de crucero dedicó un buen rato (que se triplicó al hacer la traducción jejeje) a explicar el tipo de inmersiones que realizamos los siguientes días:

 

  • Atholhu: isla coralina con forma circular. También se entiende como conjunto de varias islas pequeñas que forman un arrecife de coral, con una laguna interior que comunica con el mar. La palabra “atolón” proviene de “atholhu”, término dhivehi (idioma maldivo). 

 

  • Giri/Thila: Se tratan de pináculos (pequeños montes submarinos) que ascienden bruscamente cerca de la superficie. Los “Giris” suben hasta un máximo de 3 m de profundidad mientras que las “Thilas” ascienden hasta no más de 6 metros de profundidad. 

 

  • Kandu: Se trata de un canal profundo abierto entre dos islas de las que componen la corona en forma de atolón. Atraviesa la estructura del arrecife, uniendo lagunas con el mar y formando un paso natural en el que discurre agua de forma contínua. El agua que penetra desde el mar (del este al oeste) suele ser clara, mientras que si la corriente es saliente recoge materia suspendida, empeorando normalmente la visibilidad. En estos puntos de inmersión, la corriente suele ser potente y se recomienda el uso del gancho, un instrumento atado al jacket que utilizaremos para “anclarnos” a alguna roca y mantenernos estáticamente en una posición sin malgastar energía y poder observar el mogollón de vida que habrá delante de nuestros ojos. Y es que normalmente, una buena corriente es sinónimo de mucha vida. Uno de nuestros guías nos dijo “estad preparados, aquí puede pasar cualquier cosa”. 

 

tipos de buceo en maldivas

 

Consejo para buceadores

 

Durante los primeros días de crucero algunos compañeros me animaron a ir en bañador y probé bucear sin mi traje de 7mm (sí, qué estúpido fui al traerlo). En su momento, dudaba de si me lo decían porque realmente el agua estaba suficientemente caliente (29°C)  o por los 5 minutos de agonía que me veían pasar al ponerme ese traje reseco con el que llevo buceando los últimos 4 años y que de algún modo, hacía de amuleto.  Y es que no las tenía todas: soy uno de los buceadores más frioleros que conozco y sí sé que estaré buceando 3-4 veces al día, aún más. Al meterme con el bañador y una camiseta descubrí una sensación de libertad única: realmente fue una decisión que valió MUCHO la pena.

 

Experiencia del resto de inmersiones en Maldivas

 

Durante el 3r día de crucero pudimos disfrutar de uno de los mayores espectáculos que uno puede presenciar como buceador: bucear con el tiburón ballena. Aún siendo un juvenil (nada, un “bichito” de 5 o 6 metros), su velocidad al desplazarse era espectacular. La fuerte corriente que había en la superficie fue el principal motivo de que varios compañeros no pudieran observarlo detalladamente, e incluso algunos tan solo verle la cola de lejos. Yo fui más afortunado y pude seguir el ritmo de ese majestuoso animal hasta quedarme solo con él y uno de nuestros guías, casi a 30 metros. Una imagen que quedará grabada en mi memoria para siempre. 

 

 

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Al salir del agua, mi sonrisa de oreja a oreja contrastaba con las de aquellos que no habían podido disfrutar del momentazo. Así que, decidimos dedicar las horas que hicieran falta para que todo el grupo pudiera disfrutarlo. Y PAM! 30 minutos más tarde nuestra tripulación localizó a otro individuo y esta vez, ya fuera buceando o haciendo snorkel, el grupo entero volvió a ver al “bichito”: probablemente el pez más grande al que nos hemos enfrentado cada uno de nosotros. 

 

Cada noche, en la popa del barco, pudimos disfrutar de distintos desfiles: Mantarrayas de arrecife, tortugas (Carey y Verde), e incluso una pareja de delfín mular común (madre y cría) que estuvieron jugueteando durante horas a escasos metros del barco. El viaje fue una explosión de emociones de principio a fin. 

 

Pero es que para terminar aún tendría una última sorpresa. Un regalo de esos que el mar te entrega únicamente cuando los astros están alineados, te queda aire (aunque sea el culín de la botella) y estás en el sitio y el momento indicados: una águila marina moteada (Aetobatus narinari) con la que pudimos compartir la parada de seguridad. Una “parada de seguridad” que se alargó hasta los 10 minutos puesto que el individuo se dejó “domar” hasta el punto de dejarnos nadar con ella a escasos centímetros de su dorso. Un momentazo que mi compañera Laura seguramente recordará para siempre, al igual que yo.

 

A la mañana siguiente, ya en el aeropuerto, el color turquesa de las aguas cristalinas de Maldivas volvieron a robarme una sonrisa: esta vez porque sé que algún día, espero que pronto, volveré a visitarlas para disfrutar de la belleza de sus fondos marinos y todo el espectáculo que hay ahí montado.

 

Si quieres disfrutar de un viaje como este, contáctanos. En Lluis Masuet Expeditions estamos especializados en viajes de buceo por todo el mundo, en especial en Maldivas. ¡Te esperamos pronto! 🙂

 

Autor: Bru Eito

 

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